viernes, 29 de mayo de 2009

Necios

Cristales: ejemplos por excelencia de orden y opulencia. Sus brillos iluminan la noche y sin embargo, son pura materia inerte.

Así es la cabeza de muchos, brillante, ordenada, perfecta, pero sobre todo muerta.

¡Que caos tan vivificante adorna el pulso cardiaco hecho electrocardiograma!

¡Que triste es la monótona y ordenada línea recta que anuncia la muerte!

Hubo una vez un insensato, que no conforme con comprobar que la tierra era redonda, la midió. Se llamaba Eratóstenes y se dejó morir de hambre. ¡Que nubes tan cargadas debieron bendecir la oscuridad en el espíritu de este necio!

¿Qué criatura en este planeta anhela orden en su cabeza?
¿Acaso alguna especie con plumaje resplandeciente?
¿Quiénes son estos loros multicolores que levantan la voz entre Tzenzontles?

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